martes, 31 de diciembre de 2013

Despidiendo el año

Son las cinco de la tarde, miro el reloj y decido ir al baño, hoy me apetece un largo baño antes de ir a cenar.

Frente al espejo dibujo mi silueta, mi cuerpo desnudo se eriza, y trata de taparse ante la pena del recuerdo.

Mi bañera repleta de espuma y sales me espera. Me sumerjo en ella  con toda  la determinación de disfrutarla. Entre sueños, imágenes acuden a mí, imágenes vividas durante el año.

Palabras de personas desconocidas, entre ellas, solo una me cautivan entre las demás. Son las  de un alma perdida y en ellas dejo mi alma caer.

Tras dos horas de reloj, seco mi cuerpo con el albornoz, regalo de mi hermana. Dejo caer sobre mis hombros mi pelo recogido. La leche hidratante recorre mi cuerpo con suavidad, mi piel erizada por el frió sucumbe a mis caricias. Por un momento, miro mi cuerpo desnudo en el espejo.  Rasgos que tú recorriste se contonean ante tu recuerdo haciendo cerrar mis ojos ante la suavidad de mis dedos recorriéndome.

Me dirijo a la habitación cruzando el largo pasillo, en el voy dejando la única prenda que me cubre, sobre la cama el vestido rojo me espera, los zapatos de tacón que dedique a esta noche, me reclaman que no sea contigo, mis labios acogen cariñosos el carmín que los cubre, recojo mi pelo dejando mi cuello descubierto.

Un sencillo juego de pendientes y colgante negro serán las únicas piezas que adornen mi cuerpo.  Las lágrimas de sus destellos sobre mi piel blanca destacaran su belleza.
Acudo sola a la fiesta, la entrada me aflige por un momento, cada uno con su pareja me saludan y yo les correspondo, aprecio a cada una de las personas que allí están.

Una copa de cava me saluda, tras ella un hombre que no conozco me sonríe, acepto encantada la invitación, su larga barba no puede ocultar su gran sonrisa al tiempo que conversamos, los demás invitados se dirigen al salón, solo los dos nos dirigimos al balcón, la noche es fría, charlamos, sonreímos, intercambiamos deseos ante el año nuevo siendo solo uno de ellos, vivir.

El temblor de mi voz  deja paso al temblor de mi cuerpo, me apoyo en el gran balcón mirando la luna, cierro mir ojos al sentir su cuerpo acercarse al mío.  Su aliento en mi cuello me hace sentir que estoy protegida.

Me dejo mimar por sus brazos, por el cariño de sus palabras que me hacen flotar.
Los gritos de júbilo del interior nos devuelven a la realidad,  su sonrisa y el destello de sus ojos me hipnotizan.

Frente a mí el choque de dos copas deja al aire un deseo común.


´´ El próximo año 2014, dejara momentos inolvidables, compartidos por soñadores´´







miércoles, 25 de diciembre de 2013

Mi deseo

Es hora de la ducha, sola en mi aseo, me dedico a disfrutar de mi momento.

Me desnudo sin prisa mirándome al espejo, tu recuerdo enciende el calor que busco.

Tus dedos son los míos, sé que piensas en mí, sé que me deseas como yo a ti.

Deslizate  por mi cuerpo desnudo, quémate con mi deseo, encierra tu pasión en el temblor de mi cuerpo, lucha por mantenerte preso de mi deseo con cada una de mis caricias deseándote.

La flor de mi cuerpo, abierto a ti, se impacienta.

Se mi hombre, mi todopoderoso Zeus.

Mis dedos te representan, te deslizo por mis pechos erizados, por mi vientre entrecortado, por el centro de mí deseo,  siendo yo misma la que se hace sufrir.  Disfruto pensando que tu deseo es el mi deseó.

Tu cuerpo convulsionando por el morbo que te produzco, sabiéndote conocedor de ser mi dueño. 

Estrecharme con tus brazos, mi temblor acrecienta con tu cercanía, te sueño  cumpliendo mis deseos.

No  te confundas no es amor, es puro deseo, deseo de satisfacerte, de colmar el más alto de mis anhelos, cerrar mis ojos absorbiendo tu virilidad, sentir como se abre a ti  la caja de Pandora.  

Toma lo que es tuyo, mis pechos erectos, hambrientos de tus labios, desean que los poseas.
La pared de la ducha, se apiada de mi cuerpo desvanecido, tras saciarme de tu ausencia, recompongo mi realidad.

Solo uno de mis deseos será repetido esta Navidad: ……. Se mi deseo. 




martes, 24 de diciembre de 2013

A la luz de la vela



Mi cabeza apoyada sobre la almohada, mis ojos, humedecidos de lágrimas fugaces.

La vela se consume, la luz cada vez es más tenue, lucha por no desaparecer aun así,  sabiendo su destino.

Me consumo con ella, mi ilusión hace días que no me acompaña, mi sonrisa olvidó volver a reflejarse en mi rostro, la luz de mis ojos perdió su brillo, cada parte de mi cuerpo abandona su cometido.

Recuerdos lejanos acuden galopantes, sentí muchas veces que mi vida iba muy rápida, descubriendo lo bueno y malo del día a día, riendo y llorando cuando pertenecía, saque valor de donde no lo había.

Siento y sé que he dejado huella, entregando  amor a quien me quería conocer, el mismo  amor fugaz de las personas que conocí y hoy no están, volaron al abrir una ventana.

Afronté con firmeza cada una de mis decisiones, siendo así, mi  felicidad intercalada.

Estoy cansada, mis párpados doloridos quieren cerrarse y descansar.


Hace frío, tapo mi cabeza y cara helada, cierro mis ojos cansados al tiempo que la vela se apaga, despertaré cuando mi cansancio no duela.


lunes, 23 de diciembre de 2013

Un aperitivo en la terraza


Pleno mes de Agosto, son las ocho de la tarde y tras estar todo el día trabajando, la invitación de mi compañera a tomar una copa me atrae. Tanto que no lo pienso ni un momento.

La terraza a la que nos dirigimos se sitúa sobre un cine, es amplia. El no tener edificios a la misma altura, hace que  el poco aire que tímidamente recorre la ciudad, pasee  por la terraza reconfortándolos.

Las dos comenzamos el camino despotricando sobre nuestro jefe, el  camino se hace corto, ambas nos encontramos saturadas de trabajo. Mi vestido color  purpura, parece despegarse de mi cuerpo a cada paso dado.

El camarero  nos conoce y nos recibe con una sonrisa, es un chico joven, su barbilla lo hace un poco más mayor, aunque ambas sabemos su edad.
Mi amiga pide una cerveza rubia y yo una cerveza negra, las aceitunas son cortesía de la casa. Es una liberación sentarse a disfrutar de ambas cosas sin interrupciones. Después de un rato de charla, mi amiga decide ir al servicio, demasiada cerveza.

Los mensajes en mi teléfono no han dejado de llegar,  son frecuentes, continuados  y decido echarles una ojeada.
Unas risas llaman mi atención, dos chicos suben las escaleras directas al local, mi mesa, justo al final de las escaleras, hace que sea la primera en observar tal espectáculo.
Uno de los chicos es moreno, un poco más alto que yo, algo serio y bien vestido, al subir, una ráfaga de su mirada se dirige a mí, mi sonrisa es su barrera, un reto que conseguir.

Mi amiga no para de hablar, hago que la escucho, tras mis gafas recorro  su perfil, su cuello, la camisa que tan bien le queda. Su sonrisa es atractiva.
De nuevo el camarero aparece con dos nuevas cervezas, mi amiga ha aprovechado para pedirlas. La charla es amena y el tiempo pasa casi sin percibirlo.
Uno de los chicos no ha dejado de mirarme, su sonrisa tímida lo hace muy atractivo ante mí.  Sus dedos desabotonan el primer botón de su camisa, el calor es agobiante, mis ojos impacientes disfrutan cada uno de sus movimientos, en un momento dado, él también me observa haciendo que retire mi mirada.

Después de tres cervezas, entre risas y confidencias, soy yo la que tiene que ir al aseo, le comunico a mi amiga que debo ausentarme. Dirijo mis pasos a la parte posterior del local donde se ubican los aseos. Dos de las chicas que estaban en el local lo acaparan.  Unos pasos firmes llaman mi atención, el escalofrió que me recorre me impide girarme, permanezco petrificada, mi respiración se entrecorta.

La cercanía de un cuerpo me inunda de calor. La respiración del desconocido acercándose a  mi cuello, me excita sin saber el motivo.  De repente la puerta se abre, las dos chicas salen sin percatarse de mí, sin pensarlo mi mano detiene la puerta antes de cerrarse, una vez dentro un suspiro calma mi ansiedad. Mantengo el silencio, tras la puerta, sus pasos se alejan, es cuando yo decido  volver a mi mesa.
La sonrisa de ambos me desconcierta, me miran. Me observan y yo intento volver a iniciar la conversación con mi amiga.
Los nervios me invaden, no sé cuál de los dos me ha seguido, solo sé que ha sido uno de ellos. Decido comentarle mi experiencia a  mi amiga, ella tiene muy  claro cuál de los dos chicos  enciende su pasión.

El camarero vuelve a nuestra mesa, no me apetece más cerveza y decido beber un vaso de agua bien fría. La mirada de mi amiga me recrimina mi decisión, cuando el camarero vuelve con las bebidas, mi vaso repleto de cubitos hace que sonría.  La tarde es sedienta y recibo el agua como un regalo, al beber mi amiga hace que ría mojando mi sedienta piel. La  mirada del chico moreno, está dedicada sólo y exclusivamente a mí.

 Veo su mano dirigirse a su entrepierna al tiempo que me mira.  Un nuevo cruce de miradas, provoca mi desafío. Mis labios reciben uno de los cubitos  con delicadeza.
Saboreo como se derrite en mi boca, veo sus ojos entreabiertos disfrutando mi juego.  Mis dedos recogen el testigo, sin dejar de mirarlo lo poco que del hielo queda, pasea por  mis labios.

Sus ojos no parpadean, nos miramos, sus labios comienzan la secuencia de mi juego. Me excita ver su reacción, de repente quedamos solo los dos, uno frente al otro.   Su sonrisa pícara provoca en mi continuar jugando con él.  La voz de su amigo de repente nos devuelve a la realidad, es su hora de volver al trabajo y aunque con mucho trabajo por su parte los dos chicos descienden las escaleras dejando tras ellos todas las ilusiones por realizar.

Dos copas más tarde mi amiga y yo pedimos la cuenta, el camarero nos  sonríe, dos de las copas son invitación de la casa. Bajamos las escaleras entre risas y confidencias. Su coche está muy cerca del local y se ofrece a llevarme a casa, declinó la invitación tendría que volver a recoger mi coche y no me apetece.

Dos besos, la promesa de quedar a cenar y una despedida, me dirijo a mi coche, está en la calle paralela al local,  mi paso es  decidido el coche está cerca cuando una voz familiar llama mi atención.
En uno de los portales cercanos el chico que me provocaba abre la puerta  a una mujer madura que con una sonrisa le agradece el gesto.  Siempre he sido muy curiosa y me acerco al portal. El letrero es escueto y muy claro, es la consulta particular de un médico.

Abro la puerta de mi coche, la idea de cumplir una de mis fantasías, acompañada de la cerveza, no para de rondar mi cabeza.  Tras el volante no me veo capaz de arrancar, diez minutos más tarde bajo de mi coche y me dirijo al portal.
Primero b- ese es el portero de su piso y con una sonrisa nerviosa lo  pulso. Su voz acelera mi pulso, respiro para tranquilizarme.
 La vocecilla intrigada pregunta quién soy y sin dudarlo aseguro que llego tarde a mi cita. El silencio posterior me deja tiempo para desistir de tal locura, pero no lo hago. La puerta me avisa de su conformidad, es una entrada amplia con grandes espejos laterales, aprovecho para mirar mi aspecto, no estoy muy bien pero no es mi mayor precaución.

Subo los primeros peldaños despacio, mis tacones delatan mi presencia. El descansillo es mi última oportunidad para volverme atrás.
Frente a la puerta respiro y sonrió, mi mano se desliza haciendo sonar una melodía que avisa mi deseo de ser recibida. La puerta poco a poco se abre, apoyado en un gran mostrador blanco el  chico que no puede evitar su cara de asombro me recibe con una sonrisa. 

Su expresión asegura mi liderazgo, me dirijo hacia él dejando posar mis labios en su cara.  Casi siendo una orden, le aconsejo que cierre la puerta, quiero ser mala y el no parece que quiera impedirlo.  La curiosidad por ver su oficina me atrae, sus pasos me siguen. Cada uno de los rincones de su despacho me parece interesante.
Se dirige tras su mesa sin dejar de mirarme, su mirada es desafiante, sentado en su sillón su dedo acaricia su barbilla, le sonrió y me acerco a él. Mi rodilla aparta la silla del escritorio  en la cual está sentado.

Apoyada en la mesa del escritorio, mi pierna se desliza por la suya hasta quedar  completamente a su disposición. Las palabras sobran, sus manos acarician mis tobillos subiendo sensualmente por mis piernas.
Acerca su sillón a la mesa quedando su boca a  centímetros de mí.  Acaricia mis rodillas con una suavidad extrema, sonríe, mis pechos han reaccionado a su caricia, el calor de su boca me excita. La suavidad  de sus dedos se desliza subiendo por mis muslos, me abro a él subiendo mis  pies al sillón rodeando su cintura. Mi cuerpo se desploma apoyándome en mis brazos, el placer me inunda, sabe cómo hacer disfrutar a una mujer.
Un rápido movimiento de su brazo me acerca a él, su virilidad me inunda haciéndome llegar un intenso orgasmo dejando mi cuerpo a su merced, la  fría camilla  de su consulta  se torna ardiente bajo mi cuerpo.
La yema de sus dedos dibujan en mi piel suspiros entrecortados, sus  manos ascienden por mis piernas anclándose en mis caderas, desliza mi cuerpo introduciéndose en mí, lo miro a los ojos, mis gemidos enciende su pasión acelerando sus movimientos, mi cuerpo arqueado no es capaz de resistirse ante tanto placer, me rindo cuando sus manos comprimen mis pechos llevándolos a su boca para morderlos sin compasión. Los dos quedamos extasiados.

No sé cuánto tiempo después, la ducha nos devuelve a la realidad. Continuamos sin hablar. Sentado en su sillón atrapa  con su mirada cada uno de mis  movimientos al vestirme. Le sonrió al acabar dirigiéndome a la puerta, tras de mi sus pasos me siguen.
Me abre la puerta despidiéndome con una sonrisa, apoyándose en el resquicio de la puerta, deja abierta una invitación.
-Mi nombre es Gustavo ¿Desayunamos mañana en la terraza?









miércoles, 4 de diciembre de 2013

Un día de frío

Hace frió, no debería abrir hoy la tienda, seguro que nadie se atreve a salir a la calle.
Abro la puerta de mi negocio, al entrar lo miro, cuantas horas e ilusiones he dedicado a él.
Cierro la puerta tras de mí, me dirijo detrás del mostrador, abro el cajetín, subo el térmico de la luz y doy vida al local. La calefacción debería haberla dejado puesta, mis manos están frías.
Dedico el tiempo necesario a recomponer la tienda tras el día anterior, todo está ´´manga por hombro´´. Salgo a la calle, las chimeneas encendidas hacen que las posibles clientas declinen alguna vaga idea de salir  de casa. La calle esta vacía y decido entrar de nuevo. Subo la música, estoy segura que nadie entrará y me dejo llevar por la melodía incluso imitando al cantante de turno.
Después de algún tiempo, decido centrarme y organizar el almacén, la ropa de verano está llegando y es ahora cuando el frio comienza……menudo lío aquí dentro. El ajetreo me ha dado calor y ya me sobra el polar, de cuando en cuando, vuelvo a salir con la ilusión de que alguna clienta decida visitarme, dando con mi gozo en un pozo en el almacén muevo, vacío, cuelgo y ordeno, ropa que se debe de estar dispuesta para la próxima temporada. Melendi me hace sonreír, me deja sin respiración al intentar seguir sus letras con los enanitos.

Una carcajada hace que salga de mi mundo en ese momento, dirijo mi mirada hacia la pequeña puerta que comunica el almacén con la tienda.
Un chico apoyado en el resquicio de la puerta me mira divertido, mis movimientos se paran en seco, creo que estoy avergonzada, el calor de mi cara me hace presuponerlo.
Me recompongo el pelo volviendo a hacerme la cola y con paso firme me dirijo hacia él.  Se presenta, y yo, con una sonrisa, lo invito a salir del almacén. Un escalofrió me recorre la espalda, voy tras él y el aroma que deja tras de sí me embriaga.
Dedico el poco recorrido del que disfruto, para observar su cuerpo, no está  nada mal.
Frente al mostrador vuelvo a ser la chica emprendedora y seria.
Me sonríe, vuelve a presentarse y me ofrece su mano, una mano más grande que la mía, suave, firme, acompañada de una sonrisa que me desarma. Durante cinco minutos me ´´vende´´ su producto.  Se excusa y sale del local para ir a buscar su maletín, en ese momento aprovecho para retocarme un poco, a su vuelta la conversación es amena.
Él describe cada una de las ventajas de sus productos, mis ojos no pueden evitarlo, sus labios me parecen muy sexis y los miro lo más disimuladamente que puedo. El calor me va invadiendo, lo que mi mente imagina hace que mi piel se erice. Su traje le queda como un guante, su maletín repleto de artículos va vaciándose, yo muy curiosa, le invito a que lo haga.
Recibo cada uno de los artículos que él me ofrece con mis manos, el leve  roce de las suyas hace que muerda mi labio inferior  de forma instintiva.
Su mirada se ha detenido en mí, me observa sin decir nada, sólo me observa. Siento en mi pecho la respiración  acelerándose, un suave suspiro evita que me desmaye. Su sonrisa al advertir mi nerviosismo seca mi boca, necesito agua y ya.
Una clienta abre la puerta, la recibo como agua de mayo. El decide recoger los artículos, desde cada uno de los rincones al que me dirijo con  mi clienta, repaso sus movimientos.  ¿ qué me ocurre con él?
Tras despachar y cobrarle a la clienta, volvemos a quedarnos solos. Él muy galantemente le abre la puerta y vuelve a cerrarla cuando sale.
Su mirada ahora es más intensa, busco la botella de agua, me abrasa su mirada. Al beber sus palabras me hacen reír :-¿ te provoco calor?.  El agua cae por mi cuello, dejando mi pecho  humedecido. La camisa ha quedado pegada a mi piel, el frió que me recorre, invita a mis pechos insinuarse marcando su volumen.
Con un rápido movimiento me cubro, él ha dejado de reírse y mira mi pecho con la mirada  fija. Siento el fuego que le ocasiono, decido dejar que su mirada me recorra.
Las llaves de la tienda están sobre el mostrador, le miro, su excitación ya no puede disimularla, me dirijo hacia la puerta de salida, al llegar a su altura me detengo, es más alto que yo. Por un momento que parece una eternidad, recorro su cuerpo dejando que mi deseo actúe. Mis ojos me delatan, el fuego cruzado de nuestras miradas nos incita.
Cierro con dos vueltas de llave el local, me disculpo ante él para dirigirme hacia el almacén.  El frio es intenso y enfermaré si no me cambio la camisa.  
Con cada uno de los botones mi mente no deja de atormentarme, deseo que sea él quien me ayude, sí lo deseo..
Ya no siento frio en el almacén, el calor que mi cuerpo desprende pensando en el despoja de todo atismo del ambiente gélido. , dejo que mi camisa caiga por mis brazos, continuo con los ojos cerrados imitando sus movimientos.
Un gemido llama mi atención, al girarme, su mirada me penetra, su cuerpo apoyado en el resquicio de la puerta me excita. Su mano acaricia su pantalón, su boca me sonríe atrayéndome, giro mi cuerpo hacia él.  Dejo al descubierto mis pechos, el temblor que me ocasiona y su boca,  encienden el deseo que busca provocarme.
¿Te ayudo?.-Sus palabras  me dejan a su disposición, se acerca a mí, sus manos suaves acarician mi cara, bajan por mi cuello, recorriendo mis hombros erizándolos.
Sus labios depositan en mí un cálido y lento beso. Sus manos bajan los tirantes de mi sujetador, deja ante él todo mi pecho descubierto, Lame sus labios, su pícara sonrisa desaparece.  
Dejo que sea él quien dirija mis movimientos, su mano acaricia  la mía, la desliza por su cuerpo, mis ojos admiran como los suyos se cierran a mi tacto. Bajo por su pecho, mis dedos inquietos cobran vida propia al acariciar la cremallera de su pantalón, absorbo el suspiro que su boca libera.
Su cuerpo se contonea con las caricias de mi mano, solo tres de sus dedos acercan mi boca a la suya. Su mano acaricia mi espalda despojando mi mente de tabúes que me retienen. El beso que me ofrece casi me  derrite. Baja delicadamente por mi cuerpo, despojándolo de ropa que me cubre, quedo desnuda frente a él, se deleita mirándome, en este momento sabe con firmeza que cada una de sus palabras será una orden para mí.
 Su brazo rodea mi cuerpo con fuerza, contra la pared me siento una pluma acoplada a su cuerpo. Mis labios se dedican  con deseo a  devorarlo.
Juega con mi cuerpo, guiando mis manos, haciendo  que su poderosa erección sea a cada momento más apetecible para mí.
Sobre le estantería sobra todo lo que había ordenado, muerdo su cuello al mismo tiempo que mi mano deja libre su deseo, mi largo pelo se enreda entre sus dedos
Disfruta de mi cuerpo tembloroso,  no es el frio el  que me eriza, es su forma de dominarme.
Entre suspiros y embestidas, la excitación deja paso a una explosión de orgasmos simultáneos de ambos.
Media hora más tarde,  me deposita en el suelo con una gran sonrisa, con su mano despeja mi cara de una melena empapada de sudor. Sin mediar palabra, nos dedicamos a vestirnos el uno al otro, dejando  paso a un sinfín de juegos casi más placenteros que los vividos minutos antes.
Me dirijo hacia la puerta decidida a salir, su mano me retiene justo en el resquicio  de la puerta. Me gira sobre mi misma y deposita un beso en mis labios. Sus ojos ardientes hacen que todo lo ocurrido devuelva a mí el deseo de poseerlo.
Tras el mostrador me aseguro que nadie ha estado cerca de la puerta ni ha recibido el calor que sin duda se ha originado. Mis ojos repasan a mi amante al salir del almacén, sus pasos se paran frente a mí, su sonrisa mmmmm ….
 Su sonrisa, al sacar una tarjeta de presentación y acercarla a mí,  despidiéndose después hasta desaparecer por la puerta.
Miro el nombre impreso sonriendo, decido guardarla en un lugar especial, cuando al dar la vuelta unas palabras dejan las puertas abiertas a próximos encuentros.  ´´la presentación de los nuevos artículos será la próxima semana´´.


Enmanuelle L 04 de diciembre de 2013







martes, 3 de diciembre de 2013

Hoy no se

Hoy no sé cómo empezar a escribir, necesito un recuerdo en el que refugiarme. Ese momento en el que hoy, que me necesitas, haga que pueda acudir a tu lado sin tener dudas.

Cuantos años han pasado con esta maldita barrera que ambos contribuimos a crear. Tu por tu forma de ser y yo  que por pequeña, me enseñe a callar.

No es hora de hacer reproches. Aprendí a ser una mujer fuerte siendo solo una niña. Ahora soy una mujer con lágrimas de niña.

Sé que en este momento no estas, tus ojos cerrados te llevan  a un lugar donde el dolor no puede aspirar, donde el aire es fresco y no necesitas nada para respirar. Donde las discusiones se convierten en risas. Donde las palabras que siempre calaste  
¿Tuviste esos momentos?

De pequeña un día desaparecí, decidí que todo lo que me dañaba quedaría atrás. Horas de caminata me dejaron sin fuerzas sobre un campo de amapolas, las mismas que recogieron cada una de mis lágrimas cuando   la noche se hizo presente.

El sonido de un grito apenado me despertó,  era tu voz desesperada, cambio en el momento en que una pequeña niña rubia a ti se abrazó.

Ahora que sé que conservo ese recuerdo, ese recuerdo con el que poder decirte papa.

Enmanuelle L 03 de diciembre de 2013




lunes, 25 de noviembre de 2013

Tu ,, mi dueño.

Anoche me acompañaste en mis sueños.,

Frente a un acantilado, dispuesta a tomar una cerveza, disfrutaba en compañía de mis amigos.

El acantilado nos ofrecía la pasión de los que allí se atrevían a jugar con el peligro. Mesas pequeñas, me recordaban Paris.

Yo reía, admiraba y envidiaba sanamente a tan atrevidos seres.

Un saludo llamo la atención de mi amiga, un chico de verde promocionaba la cerveza que bebíamos, se acercó, con un cordial saludo amigablemente se acercó a ella, yo no decía nada.

Una voz familiar hizo que mis alertas se despertaran. Tu brazo sobre los hombros de tu amigo antes incuso de verme, al mirarme tu voz seca, al igual que la mía, nos hizo sonreír ante el saludo. 



Nuestras miradas fijas haciendo revivir cada uno de los momentos que compartimos, tu sonrisa tímida me hizo recordar el café que tomamos cerca de la playa. La pequeña mesa nos separaba, mis ojos centrados en tus labios ocupaban toda mi atención., siempre desee volver a jugar contigo y ahora se me ofrecía la oportunidad.

Un café caliente  entre mis manos te incitaba a mirarme,  mis labios humedecidos reclamaban tu atención.
El ambiente era cordial, todos reían y charlaban entre ellos y yo mantenía mi atención solo en ti.

Un traje color gris cubre tu cuerpo, siempre me gusto despojarte de cada una de esas prendas que tan seductor te hacían ante mí. La conversación de mis amigos fluye, tu mirada y la mía nos traslada a un mundo de deseo. Dejo que mi pie busque tu  pie, accedes gustoso a mi juego dejando que suba por tu pierna. Noto el fuego en tu mirada al mirarme, me deseas como yo a ti. Solo es necesario un leve movimiento de tu boca para dibujar el camino que debo seguir.,

Me disculpo dirigiéndome a uno de los baños apartados. Segundos después una de las sillas  se aleja de la mesa, es la tuya.

Tus pasos firmes se acercan a baño de las chicas, te espero con la puerta entreabierta, mi sonrisa reafirma lo que deseo de ti. Mis manos suben por mi pierna levantando mi falda. Sin decir palabra diriges mi cuerpo hacia la pared, tus dedos rozan el centro de mi deseo haciendo que tu sonrisa aparezca.
Soy una mujer ardiente en tus manos y tú sabes cómo hacer que mi voluntad sea tu voluntad.
Rozas desesperadamente mi cuerpo contra el tuyo, disfrutas tu poder sobre mí, mis ojos vidriosos  suplican ante tu mirada firme.

Uno de tus dedos me recorre haciéndome temblar. Tu deseo de dominarme me mantiene sin poder moverme, dejo que seas tú quien  me penetre sin mediar la compasión. Tus gemidos aceleran  mis movimientos, la respiración que me produces me domina, te deseo.

Nuestros cuerpos cayendo ante el frió suelo hace patente el gran orgasmo que sentimos. Tu boca se acerca a la mía.  Mis fluidos corporales me desbordan, absorbes cada uno de ellos. Eres mi dueño y yo tu obediente sumisa.

Tu mano busca mi pecho pellizcando mi pezón erecto, te acercas a mi dejando palabras  que me inundan;´´ siempre he disfrutado haciéndote mía.´´













viernes, 22 de noviembre de 2013

¿ Porque no se para el mundo?


¿Porque no se para el mundo?

¿Porque no se para cuando alguien pierde una batalla imposible de ganar?

 ¿Porque no lo hace cuando se corta o se limita en un segundo una vida?

¿Cómo se afronta que alguien  diga  ´´ eres un número y no podemos hacer nada por ti´´ en una sanidad pública?

¿Cómo se afronta que se pase por ser una persona desequilibrada cuando tu único ´´ método ´´  para salir de la tristeza es reír?

¿Cómo se afronta la soledad cuando más necesitas a los demás?

¿Cómo se afronta que unos niños lloren o sufran y no poder hacer nada?

Las personas no sienten empatía, ni consideración con los más necesitados (no importa el grado de necesidad) una persona puede ´´romperse´´ cuando siente el rechazo de los demás. Incluso de esa forma, se debe perdonar y entender a los que lo hacen.

No le encuentro sentido.

No se puede evitar ser uno mismo. Siempre hubo fuertes y débiles, personas con sentimientos y otras frías (que no los tienen o los ocultan por miedo al sufrimiento).

El mundo no se para, porque cada uno de nosotros tenemos nuestro propio mundo, nuestras propias necesidades, nuestros propios miedos e incertidumbres.

 El mundo no se para porque debe continuar girando.

Enmanuelle L 22 de noviembre de 2013






jueves, 14 de noviembre de 2013

No te equivoques


No te equivoques.

Que desazón, a plomo he vuelto a caer. No te equivoques, no es por ti, no ha sido tu traición la que me a echo volver a besar el suelo.

No te equivoques, las lágrimas que derramo no son por ti, son por mí, por volver a confiar sabiendo de antemano que me volverían a lastimar.

Me tienta buscarte, hablarte, sonreírte incluso saludarte, es entonces cuando vuelvo a leer tus palabras, palabras que me hieren como puñales.

Mi cuerpo grita en forma de lágrimas, lo que mi boca calla con impotencia.

Mi garganta retiene suspiros apenados. Mi rabia arde en mi estómago batallando salir.

Con cada nueva decepción mi corazón afloja su ritmo, por un segundo el sentido de la vida parece terminar.

 No te equivoques, no me he rendido. Volveré a levantarme, volveré a ser quien era con una sola diferencia, ahora yo, yo sé quién eres.



Enmanuelle L 14 de Noviembre de 2013



martes, 12 de noviembre de 2013

Un juego peligroso ( tentando al poder)

Que persistente es Noelia, por esa misma persistencia he cedido a lo que ella quería.
A primera hora de la mañana se ha asegurado de que no me falte ni el más mínimo detalle.  No me deja oportunidad para negarme. Iremos de piscina sí o sí.
Tras encajar el bañador en su sitio,  suspiro mirando al espejo, mis pechos son cada vez más sobresalientes. salimos al pasillo, el vello se nos eriza, el helor de la noche nos recrimina no llevar ropa. Al entrar en la gran piscina climatizada, Noelia me mira y me sonríe, continúo sin estar muy convencida y mi cara lo refleja.
Nuestro profesor es un chico de unos treinta años, esbelto y muy simpático. Nos da las pautas a seguir una vez dentro de la piscina,  no me queda otra que portarme como una chica buena y obedecerle. Los dos primeros largos las dos no los tomamos con calma,  los siguientes, somos más competidoras.
 Una mano acaricia mi cuerpo, rozándolo con suavidad bajo el agua. Al llegar al extremo de la piscina apoyo mi espalda en ella, una figura me mira desde el extremo contrario. Al levantar mis gafas, mi estómago se hace un nudo. El hombre que me despojo de mi virginidad me mira con una media sonrisa en su cara. Noelia me nota extraña. Apresurada se acerca a mí, ella no sabe nada de lo ocurrido, mi única contestación es tranquilizarla antes de salir y dirigirme al baño. Debo cambiarme y llegar a casa.
En los baños me apresuro a quitar mi bañador, frente al espejo repaso el recorrido de su mano con mis dedos, mis ojos cerrados vislumbran el bañador negro, ajustado a su varonil cuerpo. Un escalofrió me recorre, por un momento he creído sentir su mirada sobre mí.
El agua caliente de la ducha me devuelve a mi estado normal. Al salir cubierta con la toalla mi respiración  se paraliza.
 Un mensaje en el espejo me cita ´´Tu mejor ducha será cuando sean mis manos las que te enjabonen ´´.
Continuo mojada y no hay forma de ponerme la ropa, calzado, ropa, toalla, todo amontonado en la mochila y salgo por la puerta casi sin darme cuenta de la presencia de Noelia. Me pide calma, necesita tiempo para cambiarse y acompañarme, insisto que no lo haga. En nuestra batalla un árbitro es el encargado de ´´ofrecerse´´ a llevarme. El otra vez, miro a mi amiga suplicándole con la mirada, ella también lo conoce y encantada se despide de nosotros quedando pendiente llamarme.
Nos dirigimos a su coche, en el trayecto coge mi mochila. Me sonríe al mismo tiempo que sus palabras intenta que el temblor de mi cuerpo desaparezca. Muy cortes abre la puerta del copiloto y me invita a entrar. Es el mismo el que abrocha mi cinturón, haciendo que su boca quede cerca de mi pecho, el suspiro que me produce le hace sonreír.
El coche se pone en marcha, por mi cabeza, mil formas de amarlo. Es tan mayor que su experiencia me atrae. La luz de las farolas atraen mi atención, no es el recorrido a casa pero no me percato, el conduce con seguridad y yo me dejo llevar. Una tras otra las luces pasan ante mi mirada, cierro los ojos al notar un roce en mi rodilla. Mi falda se va levantando con caricias tan suaves que casi no las percibo. Sus dedos suben mi falda, miro sus ojos, casi transparentes mirando la carretera, su seguridad me abruma, dejo que mi cuerpo caiga en el asiento del coche dejando paso a sus caricias. Mis ojos se cierran casi al mismo tiempo que mis piernas se abren, su sonrisa es patente, sus dedos saben jugar conmigo derritiéndome. Gemidos de mi boca atraen su atención acelerando el coche y su mano, hace que mi desesperación crezca. Sus dedos se dirigen a mi boca, deja que saboree mi jugo, sus dedos aceleran su juego.  Juega con el centro de mi deseo hasta conseguir  hacerme llegar al límite, sus dedos paran,  quiere ser el quien los ahogue y yo también.
Sus dedos recorren mi cuello, me acercan a él, besa mis labios con desesperación, guía mi cabeza a su entrepierna haciendo que muerda el tejido de su vaquero. El deseo puede a mi inexperta mano, acaricio su entrepierna, siento su temblor, me excita sentirlo. Desabrocho su cremallera, mis labios buscan su gran verga que ya conozco y ansió saborear.  
Cerca de la piscina un camino apartado refugia su pasión y la mía.  Bajo uno de los árboles que el bien conoce, apaga el motor de su coche, mi mirada se fija en sus ojos. Sonríe, sabe, quiere y puede jugar conmigo.
Su mano se mueve con agilidad, de pronto me veo sobre él, yo sin mi ropa interior y el dispuesto para entrar en mí. No dejo de mirarlo cuando lo hace, intento coger aire cuando me penetra, mi cuerpo se estremece mirando al cielo. Mis gemidos provocan los suyos acelerando sus movimientos más primarios.
Mis caderas obedecen mis instintos moviéndose en círculos buscando mi propio placer, sus manos sobre mis pechos, son mordidos sin piedad  por un hombre sediento de mí,.  Mi cuerpo sonríe a mi misma, soy una  mujer  apoderada de un hombre veinte años mayor que yo y cada  uno de mis movimientos provoca su deseo, mis caderas juegan con su virilidad dejando que su cuerpo  se entregue a mí, su boca mordiendo mis labios me lo hace notar, si ,,,,, desea.
Quince minutos después me deja cerca de casa, al abrirme la puerta una nota bajo mi falda me despide,,,,,, ´´te espero en la ducha,´´,,,, sus letras tendida en mi cama me hacen descansar con una sonrisa.








jueves, 7 de noviembre de 2013

Tu y solo tu


Nuestras palabras, siempre a través de una pantalla. Noches en las que me acompañaban en la oscuridad , solo con un atisbo de luz de mi ordenador.

Fantasías escritas entre los dos, deseos sabidos prohibidos, dos personas queriendo rayar el límite.

Tu deseo, tacones altos,  yo, solo con ropa interior, labios de color rojo pasión, deseosa de besar al hombre que me ha echo suspirar.

Me has conquistado , con citas virtuales eróticas, palabras que me han estremecido y dejado sin respiración.

Tú, si tú, que conseguiste que saboreara un croissant  sin llegar ni tan siquiera verlo.

Tú, que tienes el poder de mantenerme en vilo esperando tu vuelta.

Tú, que hiciste de mí una mujer completa.

Solo tú, entiendes mis miradas, mis deseos incluso desconocidos para mí, cada uno de mis suspiros.

Tú, que has dejado tu fuego en mí, quemando cada uno de mis temores.  Temores que me hacían revivir.

Tú, que tu sola imagen me excita sin llegar a controlar mis impulsos.

Es a ti a quien espero sin prisa, espero sin importar el tiempo, espero sabiendo que me deseas como yo te deseo, espero manteniendo en mi recuerdo cada uno de tus deseos.


Enmanuelle  07 de Noviembre de 2013




domingo, 3 de noviembre de 2013

Un juego peligroso ( batalla de poder)




Mi pierna comienza a subir por su cintura, la presión de su cuerpo es cada vez más notable, su virilidad pasea por mi sexo.
El deseo es mutuo, sus ojos mirando mis labios, sus manos subiendo por mi cuerpo, la respiración acelerada de ambos. Mis manos en su pecho intentando no sucumbir al deseo.
Es mi mano la que, sin intención, se dirige a su cintura, su presión contra mi es cada vez más notable, recorro con deleite su cintura hasta llegar a la  hebilla de su pantalón.
Sus ojos latentes y  encendidos. Son sus dedos los que descienden por mi tanga, mi virginidad se rinde a él, una sonrisa maliciosa en su rostro deja entrever que conoce mi secreto.
Quiero y deseo perder mi miedo. Muerdo su labio inferior al acercarse a mí. La tensión entre los dos es superior, palpable, me rindo, sí me rindo.
Mario aparece tras la puerta, la reacción que ha desatado en ambos es la esperada. Nos mira con ojos incrédulos, su amigo ha estado provocando mi deseo y él ha sido cómplice de su juego al llevarme al local.
Directamente acabo en mi casa tras prometer a Mario que no volvería a ocurrir. Me siento una niña indefensa ante sus acusaciones.
Sola, en mi cama, rememoro cada uno de  los momentos vividos, mi deseo, ya encendido, dirige mis dedos acariciándome. Mis pechos ansían ser presa de su boca, dejo que todo mi cuerpo fluya llegando al clímax más intenso vivido  hasta ese momento .Duermo durante toda la noche dejando mi cuerpo exhausto.
El Domingo empieza para mi muy temprano, las once de la mañana y mi madre tocando mi puerta. En casa una comida imprevista me despierta.
El agua caliente recorre mi cuerpo desnudo, frente a mí el espejo, una imagen me  estremece. Intento mantenerme centrada.  Descubro  mi deseado albañil, apoyado en el lavabo mirándome, su mutismo casi fantasmal al observarme casi me petrifica, soy yo quien lo tiene en mi terreno,  comienza el juego.
Un poco de gel da brillo a mis pechos, recorro mi cuerpo lentamente, son sus ojos los que guían mis movimientos, cierro los ojos disfrutando su mirada en mí.
El centro de mi deseo reclama mi atención, juego con el dejándome llevar por el deseo que me tiene atrapada. Un portazo rápido me devuelve a la realidad, los pasos de mi madre se acercan. Una toalla se encarga de cubrirme al mismo tiempo que respondo a mi madre que no me encuentro bien. No deseo sentarme en la misma mesa con el después de lo ocurrido. Ella no reacciona muy bien, como buena madre me prepara una infusión y tras darme un beso  me excusa ante los invitados.
Mi padre enciende la barbacoa, miro tras la cortina, tiemblo al pensar que me ve tras ellas cuando sonríe. Veo a mi madre al llegar hablando con mi padre, su mirada no es muy amigable al mirar a la segunda planta donde se encuentra mi dormitorio.
Sentada frente al espejo mi piel se eriza, ha sido el quien ha jugado conmigo. Acabo de secar mi pelo  y tenderme sobre la cama. Unos pasos suben la escalera, creo que es mi madre y me hago la dormida, no me ha dado tiempo a cubrirme y estoy desnuda sobre la cama. La puerta se cierra con demasiado cuidado, de reojo veo el calzado de mi albañil.
Desnuda boca abajo sobre la cama, mi cuerpo reacciona solo, una de mis piernas se desliza despacio por la sabana, dejando mi cuerpo ofrecido a él, mis pechos erectos provocan el fuego en sus ojos.
Sus pasos se acercan decididos, su mano en mi clítoris no tiene piedad, desata en mí la adolescente traviesa que encierro.  Mis manos arrebatan el botón de sus vaqueros, libero su gran verga, es la primera que acaricio, disfruto el momento al tiempo que el pellizca mis areolas casi con rabia contenida.
Acerca mi boca a su miembro, mi inexperiencia lo desespera. Cogiéndome del pelo me levanta de la cama, acerca su boca a la mía sin besarme, solo acallando cualquier intento de vocalizar una sola palabra. Mi cintura, rodeada  por su brazo, me presiona contra su cuerpo al tiempo que  me deja caer contra la pared. Su mano deja de pellizcar mis pechos. Levanta mi pierna dejando a su entera disposición mi virginidad. Me sonríe perverso, de un solo movimiento entra en mí, se detiene, una lágrima cae por mi cara.
Su pulgar la recoge llevándola a su boca, el deseo es superior a mí y ahora soy yo quien le pide más. Durante cinco minutos sus movimientos son acompasados, entra y sale en mi una y otra vez sin descanso. Siento mi cuerpo convulsionarse, su boca vuelve a estar pegada a la mía absorbiendo cada uno de mis gemidos hasta acabar desfallecida. Sin bajar de mi pedestal coge mi mano llevándola a su gran miembro. Muerde mi labio, pegado a mí, deja su cuerpo saciado.
Con cuidado se acerca a la cama aun conmigo sobre él, me deposita en ella diciéndome muy suave – lo pasaremos mejor la próxima vez, con un poco más de tiempo- cubre mi cuerpo con una ligera sabana quedándome dormida casi en un momento.

Enmanuelle L 04 de Noviembre de 2013














martes, 29 de octubre de 2013

No quiero pensar

No quiero pensar ahora, no quiero porque el pasado me aturde.
 Recibir mensajes de quien tanto quise, hace que mis ojos rompan en llanto.
Unos ojos que capturan momentos cada día, antes de que anochezca.
No quiero pensar en momentos nunca vividos, momentos que quedaron pendientes ,, y que no se el motivo, quedaron atrás. 
No quiero pensar porque me atreví o porque deje de hacerlo, en cada momento de mi vida hice lo que realmente mi corazón me dicto. 
No quiero pensar en quien me quiso, o simplemente jugo conmigo, sé que ese momento me sentí especial, sé que en el interior  de esas personas, quedo mi esencia y muchas veces me recordaran.
No quiero pensar en porque no me defendí cuando me atacaron, que sabiendo que me dañaban continuaban haciéndolo.
 No quiero pensar en personas que me hablaron con sinceridad, limitando mi vida.
No quiero pensar y no por no pensar pienso.


Enmanuelle L 29 de Octubre de 2013





jueves, 24 de octubre de 2013

Un juego peligroso (segunda parte). Su juego

Durante la semana, su mirada penetrante ha quedado marcada en mí, sus ojos recorriendo mi cuerpo, su respiración agitada. La reacción de su cuerpo que no pudo evitar.
Sobre mi cama sonrío, jugué con él y gané.
Es sábado, un merecido fin de semana para salir con los amigos,   Marta y yo hemos estado hasta  altas horas de la madrugada compartiendo las últimas experiencias, ella es  mayor que yo, dos años. Somos polos opuestos y eso hace que nos llevemos como hermanas. Mario es el chico que nos hace de ´´guardaespaldas´´, los tres hemos sido amigos desde pequeños.
Tras ducharnos, entre risas y juegos, discutimos sobre quien se pone el vestido rojo, es suyo y a mí me encanta, su corte, su caída, como se desliza por mi piel al probármelo, la suavidad con la cual acaria mis pechos con tan insinuador escote, ya que no podré utilizar ropa interior.   Marta cede, a ella el negro, le queda arrebatador. El maquillaje no nos favorece, damos un poco de brillo en los labios, hoy nos recogeremos el pelo, nos queda mejor.
Mario nos espera algo enfadado por la tardanza. Para recompensarlo, lo invitamos a cenar.
Nos dirigimos a una hamburguesería, Mario nos cuenta su última conquista y nosotras embelesadas, lo escuchamos, es todo  un experto en hacer que las chicas se sientan únicas a su lado.
Esta noche Mario quiere ir a un local alejado, nosotras vamos sin rechistar, confiamos en él.
Cuando llegamos al local, Mario, situado entre las dos, hace su aparición con una gran sonrisa.  Sus comentarios nos hacen gracia, una rubia y una morena están con él, a cual más provocativa.
El local es estrecho, oscuro, el volumen de la música es muy cálido, a un lado está la barra, donde Mario se dirige saludando al camarero.  
En paralelo a la barra, apartados más íntimos, en el centro una pequeña mesita rodeada por amplios sillones, mullidos.
Observo cada una de los apartados,  cuando mi mirada se detiene en uno de ellos, mi piel se eriza, mi respiración se agita, mi entrepierna se humedece al mismo tiempo que se contrae. Su mirada me penetra.  Es él y me mira desafiante.
Con la copa en la mano se acerca a nuestro grupo, saluda a Mario, a Marta y se dirige a mí dándome un beso en la mejilla, húmedo, sin prisas, dejando entrever sus intenciones. Mis piernas casi no pueden sostenerse sobre los increíbles tacones, no esperaba encontrarlo en el local y menos que se acercara tan provocador, a la vez que atractivo.
 Su juego es más directo que el mío, ahora estamos en su terreno y sabe jugar. Apoyada en la barra, siento su cuerpo tras de mí, su aliento roza mi cuello al preguntarme que copa prefiero. Por un momento, la chica mala que llevo dentro reacciona, acerco  mi cuerpo al suyo en un insinuante movimiento... me estremezco al sentir toda su virilidad contra  mis caderas, acerca su pecho al mío al  ritmo de la música,  un gemido ahogado de su boca al rozarme, me excita. Su mano derecha, oculta por la barra, ha descendido por mi espalda,  sus labios casi rozan mi cuello al ofrecerme la copa que he pedido. El gran escote del vestido deja que sus dedos jueguen en mi piel, no puedo evitar que mis ojos se cierren, su recorrido desciende por ella.
Mi corazón se acelera, ciento deseos casi incontrolables, mi cuerpo me traiciona dejando que su deseo  pasee por mí,  a su antojo.
El calor es intenso, me dirijo a Marta, salir a la calle es una necesidad en este momento. Ella no desea dejar  al chico con el que baila, mirándome con ojitos de pena, al final consiento y decido dejarla disfrutar. Ahora es el momento, Mario charla animadamente con mi ´´pretendiente´´, con paso acelerado me dirijo a la calle.
La madrugada  ha despejado la calle, apoyada en la pared, busco el aire fresco que apague  mi  fuego, hace frío, la copa  apenas aplaca el calor del que he huido. La  excitación que me provoca su cercanía hace que lo desee, el aroma que desprende, el tacto de su mano me ha humedecido.
La puerta se abre, mi respiración se paraliza. Con su  mirada fija en mí, camina seguro, me sonríe y yo a él, no quiero parecer la niña tonta, sin decir palabra su cuerpo aprisiona el mío contra la pared.   Su mano izquierda sobre mi hombro limita mis movimientos, su rodilla entre mis piernas  poco a poco ha ido separándolas. Sus dedos,  con  maestría, no tardan en jugar con mi vestido.
Mi pierna comienza a subir  por su …








Puedes leer la primera parte de este relato aquí: Un juego peligroso

Puedes leer la tercera parte aquí: Un juego peligroso (tercera parte). Batalla de poder

Enmanuell 24 de Octubre de 2013

martes, 22 de octubre de 2013

Mi ritual sabor a rosas



Anoche, después de un día bastante ajetreado, me apeteció mucho una ducha, mi ducha.
Tres velas  fue lo primero que prepare, puestas sobre un mueble blanco, cada una una olor diferente cada una una sensación diferente. Encendí las tres, apagando la luz para que fuera solo su destello el que iluminara mi baño.Me dirigí hacia el espejo, ambientando mi baño con música escogida para ese momento.
Me vi frente al espejo, mirándome, desnudándome poco a poco, mientras lo hacia mi baño se traslado de lugar, ya no estaba sola.......
Mi cuerpo frente al espejo ya desnudo hacia que deseara que unas manos lo acariciaran, mi piel estaba sensible a los recuerdos , acaricie mis pechos y mi cuello,los recuerdos eran demasiado recientes.
Me dirijo hasta la ducha, un poco fría el agua, un giro y ya estaba en su punto, caliente para recorrer mi piel. el vaho comenzó a llenar mi baño, las luz de las velas  y la música hacían que fuera especial.
El agua caía por mi pecho, por mi espalda mientras mi imaginación te traían a mi lado, una sonrisa mirando el champú con olor a rosas, en mi mano un poco de ilusión y deseo, la lleve hacia mi cabello  acariciándolo como nunca lo había echo, ese olor, ese mágico olor tan parecido a tu piel, tan suave como tu piel hizo que mis manos bajaran por mi cuello hasta mi pecho impregnando mi piel y mis sentidos. La música hacia que mi cuerpo se balanceara mientras mis manos jugaban por mi cuerpo, mis manos no eran mías eran tuyas y mi piel se erizaba.
Un poco de agua dejando caer la espuma por mi cuerpo, dejo paso al siguiente liquido que rozaría mi cuerpo, aceite de almendras dulces, sobre la piel mojada, mi cuerpo húmedo, resbaladizo hacia que mis manos no desearan dejar de masajearlo, la música hacia que mis gemidos se confundieran y solo fueran míos.Se convirtió  de forma necesaria en el sonido del deseo.

Otra vez frente al espejo, secaba cada centímetro de mi, sin prisas, primero mi cuello, mi pecho, mis caderas , mis piernas una a una, subida sobre el mueble del baño, llegando a mis pies acabando en mis dedos, no tenia frió, yo misma desprendía calor.
Un poco mas de magia en mis manos, esa magia que hace que te desee sabiendo que quieres compartir mi baño, tu body milk paso a ser el principal punto de mi atención, que suave que fragancia................... te necesitaba.
Mi perseverancia,,,,   que fuera tu aroma la que perdurara en mi, durante bastantes minutos deje mi cuerpo con tanta calor que era imposible aplacar con nada, frente al espejo te veía tras de mi.
Me mantuve desnuda algo mas de tiempo, peinando mi cabello  y secándomelo, imaginando como recorrería tu cuerpo, mis labios sedosos saboreando tu cuerpo, mi cara que tu acariciarías con mimo, mi cuerpo vibrando junto al tuyo , todo seria un juego deseado por los dos.

Anoche, tu, estuviste en mi baño y me encanto.





Mi ritual sabor a rosas



Anoche, después de un día bastante ajetreado, me apeteció mucho una ducha, mi ducha.
Tres velas  fue lo primero que prepare, puestas sobre un mueble blanco, cada una una olor diferente cada una una sensación diferente. Encendí las tres, apagando la luz para que fuera solo su destello el que iluminara mi baño.Me dirigí hacia el espejo, ambientando mi baño con música escogida para ese momento.
Me vi frente al espejo, mirándome, desnudándome poco a poco, mientras lo hacia mi baño se traslado de lugar, ya no estaba sola.......
Mi cuerpo frente al espejo ya desnudo hacia que deseara que unas manos lo acariciaran, mi piel estaba sensible a los recuerdos , acaricie mis pechos y mi cuello,los recuerdos eran demasiado recientes.
Me dirijo hasta la ducha, un poco fría el agua, un giro y ya estaba en su punto, caliente para recorrer mi piel. el vaho comenzó a llenar mi baño, las luz de las velas  y la música hacían que fuera especial.
El agua caía por mi pecho, por mi espalda mientras mi imaginación te traían a mi lado, una sonrisa mirando el champú con olor a rosas, en mi mano un poco de ilusión y deseo, la lleve hacia mi cabello  acariciándolo como nunca lo había echo, ese olor, ese mágico olor tan parecido a tu piel, tan suave como tu piel hizo que mis manos bajaran por mi cuello hasta mi pecho impregnando mi piel y mis sentidos. La música hacia que mi cuerpo se balanceara mientras mis manos jugaban por mi cuerpo, mis manos no eran mías eran tuyas y mi piel se erizaba.
Un poco de agua dejando caer la espuma por mi cuerpo, dejo paso al siguiente liquido que rozaría mi cuerpo, aceite de almendras dulces, sobre la piel mojada, mi cuerpo húmedo, resbaladizo hacia que mis manos no desearan dejar de masajearlo, la música hacia que mis gemidos se confundieran y solo fueran míos.Se convirtió  de forma necesaria en el sonido del deseo.

Otra vez frente al espejo, secaba cada centímetro de mi, sin prisas, primero mi cuello, mi pecho, mis caderas , mis piernas una a una, subida sobre el mueble del baño, llegando a mis pies acabando en mis dedos, no tenia frió, yo misma desprendía calor.
Un poco mas de magia en mis manos, esa magia que hace que te desee sabiendo que quieres compartir mi baño, tu body milk paso a ser el principal punto de mi atención, que suave que fragancia................... te necesitaba.
Mi perseverancia,,,,   que fuera tu aroma la que perdurara en mi, durante bastantes minutos deje mi cuerpo con tanta calor que era imposible aplacar con nada, frente al espejo te veía tras de mi.
Me mantuve desnuda algo mas de tiempo, peinando mi cabello  y secándomelo, imaginando como recorrería tu cuerpo, mis labios sedosos saboreando tu cuerpo, mi cara que tu acariciarías con mimo, mi cuerpo vibrando junto al tuyo , todo seria un juego deseado por los dos.
Anoche, tu, estuviste en mi baño y me encanto.


lunes, 21 de octubre de 2013

Maltrato

Hoy he visto, en el segundo canal de televisión española, un programa del cual el contraste de las imágenes me hace pensar en mi madre y todas las  de su época fueron educadas. En el mismo programa he visto el machismo de los hombres descubierto en noticias de asesinatos de esas mismas mujeres.
¿De  verdad hemos cambiado esta sociedad? ¿No continúan las mujeres muriendo a manos de sus ´´parejas``?
En los años 70 éramos criados acallando  golpes de hombres machistas. A partir de los 80 las mujeres morían por ser libres o simplemente por deseos de hombres que no sabían valorar lo que tienen, todos hemos sido ´´victimas ´´ del machismo. Ya sea de padres, hermanos o parejas.
¿Debemos  someternos a sus deseos de poder? ¿ Es justo que mueran mujeres por la poca autoestima de un hombre?
Hemos luchado por mantener una  familia a costa de todo, dejando confundir, estabilidad de los hijos por sumisión de la mujer.

Mi madre fue maltratada, hoy en día mujer sumisa, No quiero heredar su futuro


Maltrato

Hoy he visto, en el segundo canal de televisión española, un programa del cual el contraste de las imágenes me hace pensar en mi madre y todas las  de su época fueron educadas. En el mismo programa he visto el machismo de los hombres descubierto en noticias de asesinatos de esas mismas mujeres.
¿De  verdad hemos cambiado esta sociedad? ¿No continúan las mujeres muriendo a manos de sus ´´parejas``?
En los años 70 éramos criados acallando  golpes de hombres machistas. A partir de los 80las mujeres morían por ser libres o simplemente por deseos de hombres que no sabían valorar lo que tienen, todos hemos sido ´´victimas ´´ del machismo. Ya sea de padres, hermanos o parejas.
¿Debemos  someternos a sus deseos de poder? ¿ Es justo que mueran mujeres por la poca autoestima de un hombre?
Hemos luchado por mantener una  familia a costa de todo, dejando confundir, estabilidad de los hijos por sumisión de la mujer.

Mi madre fue maltratada, hoy en día mujer sumisa, No quiero heredar su futuro

Un juego peligroso


Un juego peligroso.


Terminan las clases, ya he recuperado una de las dos asignaturas pendientes. Solo me resta un año para cumplir los dieciocho. Debo estar a la hora convenida para que me recojan, mi padre termina de trabajar a las dos y me iré con él a casa. Camino por la larga alameda orgullosa de mi trabajo en los exámenes, en el trayecto algunos chicos me miran y yo, como buena chica, sonrió al sentirme observada por ellos.
Mi padre me espera impaciente, llego tarde y él debe volver a trabajar. Percibo una mirada recorriéndome, al girarme un chico me sonríe ruborizándome, es su primer día de trabajo con mi padre. Moreno, de unos cuarenta años, alto, musculado, la piel bronceada de los interminables días al sol, mi respiración se acelera y él lo percibe.
La noche es calurosa, el deseo que ha despertado ese hombre en mí , ha hecho que mis dedos liberen todo el deseo contenido durante el día, imaginar sus ojos sobre mí al acariciarme me estremece. Soy esclava de su mirada y me dedico a complacerle.
El nuevo día empieza con una ducha bien fría, necesito despejarme. Varias prendas que he cogido están sobre el lavabo, no sé qué elegir, dudo un momento y una sonrisa aparece en mi cara, el vestido negro, es corto ajustado, el escote me queda genial insinuando mis pechos, siempre consideré que eran grandes, y el tiempo me ha dado la razón.
El examen de recuperación no ha salido como debería, tendría que haber estudiado un poco más anoche, me he quedado en blanco y he salido antes de la clase. Estoy de mal humor, le diré a mi padre que me lleve a casa.
Mis pasos disminuyen al llegar a la fachada que están arreglando, subido sobre el andamio está el chico de ayer, mucho más atractivo, mi cuerpo tiembla, la respiración se acelera, mis pechos luchan por salir del vestido por la excitación. ¿Seré capaz de jugar con él?
Mi padre se ofrece a llevarme, le respondo que falta poco para la hora, esperaré. Subo al coche, la mirada del chico me sigue. Sé que le gusto, su pantalón de trabajo lo delata.
Abro la puerta del coche, podría sentarme en el asiento del copiloto, decido no hacerlo, no vería mi juego y deseo ver su reacción. Deslizo el respaldo del asiento recostándolo despacio, lo miro al hacerlo, sus ojos cambian de color, ahora es de un fuego intenso.
Mi vestido, al recostarme, se desliza por mis piernas insinuando movimientos fugaces que él atrapa con la mirada.
El jefe de obra, mi padre, le habla y él no lo escucha, mi sonrisa sostiene toda su atención y su cuerpo. Con un gesto, su conversación con mi padre, es fluida y me siento en un segundo plano. La radio me acompaña, una melodía que me gusta comienza a sonar y yo la tarareo, desde el andamio el rudo albañil se dirige a mí, - si quieres te invito a uno de los conciertos que dará aquí cerca-. Mi padre es el primero en responder, son amigos desde siempre y confía en él.
Decido negar su invitación, aunque me apetecería mucho. Llega la hora y él se despide de mí con una sonrisa penetrándome de tal forma que me humedece.

Durante la semana……