lunes, 3 de febrero de 2014

Un sueño hecho realidad ( sexta parte)





Sus brazos rodean mi cintura, mis piernas tiemblan después de la sesión de placer continua.


Su  chaqueta me cubre, sin mirarnos volvemos a recorrer el sendero de velar dirección al hotel.

Los dos nos desnudamos  mutuamente, su mano desliza mi vestido como si de un suspiro se tratara, con una suavidad extrema.

Su mirada  me quema y eriza la piel, llega a mis pechos, sonríe, mis pechos le gustan, desliza mis manos tras mi espalda, el pañuelo que antes cubría mis ojos ahora se encarga de mantenerlas atadas y unidas.

Con ambas manos masajean mis pechos,  el calor me recorre subiendo por mis piernas.
Juega con mis pezones, uno a uno los saborea dejándolos sensibles a las caricias de su lengua.

Siento sus dientes mordiéndolos firme y dulcemente a la vez.






Mi excitación es cada vez mayor, deseo acariciarlo, lo intuye y sonriéndome, mueve su cabeza negándomelo.

Sube por mi pecho y cuello absorbiendo mi aroma, su respiración en mi piel hace que me sea imposible reprimir los gemidos que intento ahogar, al sentirlos, su respiración se acelera, su mano ágil, deleita el centro de mi deseo  probándome gemidos incontrolados. Apoyada contra la pared su  boca me arrebata cada uno de ellos. El placer me  hace sucumbir al placer de su experiencia, dejando mi cuerpo llegar al éxtasis.

Mi respiración es entrecortada, de forma controlada continua quitando el vestido dejando solo las medias y mis tacones, al tiempo que sus palabras me hechizan:
-                        

                        Tranquila princesa, ni tú has terminado ni yo he empezado.

Mis  manos ahora están sobre mi cabeza, continúan unidas por el pañuelo. Siento su duro pene rondando entre mis nalgas.

Se lo que quiere y él sabe lo que yo deseo, roza mi vulva con suavidad, me roza con suavidad, casi como una tortura, hace que desee que me penetre, mis movimientos se los piden. Continua jugando, miro su cara, el deseo le descontrola, juega conmigo y su verga, su mirada relajada disfruta, sus ojos cerrados y relajados dejar que su boca demuestre su deseo.

Cuando menos lo espero, sus ojos se iluminan pareciendo fuego, su movimiento me sorprende, su virilidad me recorre sin compasión,  en lo más hondo de mi ser, siento el palpitar de su deseo, sus grandes y suaves manos sujetan mi cuerpo.

Sus embestidas son brutales, necesita verme y oírme gritar de placer o dolor, o totalmente al contrario,  sus movimientos comienzan a ser continuos y disfrutados.

Su deseo nos hace cambiar de postura una y otra vez, su pierna sobre la cama yo de rodillas, sabiéndose amo y señor de mi cuerpo, me disfruta una y otra vez. Los gritos que me provoca lo desatan como un animal. Su pasión revienta de deseo, siente mi vibración disfrutándole.

Grito, gimo, nota como me deshago, me embiste como un animal, mi cuello es el centro de su ataque , deposita en el todo el placer que siente.

Me arqueo, disfruto con sus embestidas, miro sus ojos suplicándole más, lo deseo   y lo sabe .





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